No somos dueños del amor:
amamos lo que podemos,
pues la muerte y el amor
no se escogen.
Presentimos que los
raudales de la soledad
volverán a correr aún
más copiosos, pero
intentamos destronar
la muerte con el beso.
Y en tanto besamos,
se nos vuela la mirada
hacia lo nuestro,
que es el desamor
y su cierta inminencia.
Antonio Gala
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